En los oratorios podemos
distinguir las siguientes presencias de Jesús:
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En el sagrario (En la Eucaristía)
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En la Biblia: Jesús nos habla cuando proclamamos la Palabra
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En medio de nosotros “reunidos en su nombre”
(comunidad)
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En nuestro corazón, “habitado por la Trinidad”
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En los enfermos, hambrientos, forasteros… en todos los
pequeños (Cf. Mt 25)
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En la Iglesia, personas que se reúnen en nombre de
Jesús y reciben el Espíritu Santo.
Junto con las presencias, están
los recuerdos o signos que nos ayudan al encuentro con Jesús:
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La Cruz, en la que Jesús murió porque nos ama hasta dar
su vida por nosotros
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La Vela o Cirio, que recuerda que Jesús ha resucitado y
está vivo para siempre.
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María que nos recuerda cuando Jesús era niño, cuando su
madre le cuidaba y enseñaba a rezar.
Las presencias y recuerdos nos
ayudan a adentrarnos en las diversas formas de oración, siempre a partir de las
palabras del Evangelio: petición, acción de gracias, adoración,
bendición-glorificación- alabanza, oración continua.
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